No podemos dejar de señalar, sin embargo, que la pretensión legal de que se mantenga el nivel de vida del cónyuge y los hijos choca con una realidad económica evidente, que es que si con el ingreso de uno o ambos cónyuges se mantenía antes de la separación un determinado nivel de vida, es manifiensto que si con el mismo ingreso deben mantenerse dos casas, el nivel de vida necesariamente se resentirá. El prestador de la cuota alimentaria también debe subsistir, no sólo por elementales razones humanitarias sino también por la propia conveniencia de los que perciben la cuota.
Si el ingreso familiar es, por dar una cifra de $8.000.-, ello implica un nivel de vida que, al separarse el matrimonio, en la práctica no puede, ni aun deseando, mantener el que debe pagar, porque el dejó de vivir en el hogar necesita una casa, comida, ropa, transporte,por lo menos al lugar de trabajo, y a veces gastos propios de la actividad que realiza y que no se pueden evitar; el nivel de vida de los hijos necesariamente disminuirá.
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